Los plaguicidas se utilizan para repeler o destruir organismos nocivos conocidos como plagas para prevenir enfermedades, o para proteger a los vegetales o productos vegetales durante la producción, el almacenamiento y el transporte. Los plaguicidas desempeñan un papel fundamental en la agricultura moderna y han contribuido al aumento de los rendimientos de la mayoría de los principales cultivos de cereales, frutas y verduras en las últimas décadas. La legislación de la UE establece normas estrictas sobre el uso de plaguicidas en la producción de alimentos para garantizar que no supongan un riesgo para las personas.