La glucosa y el rendimiento mental

Última actualización : 30 April 2013
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    La glucosa es un tipo de azúcar que ejerce de combustible para el cerebro. Diversos estudios demuestran que las bajadas de glucosa pueden perjudicar la atención, la memoria y el aprendizaje y que su administración puede mejorar estos aspectos de la función cognitiva. El cerebro también consume más glucosa durante las tareas mentales intensas y, por tanto, es especialmente importante mantener un nivel óptimo de glucosa en sangre para tener una buena función cognitiva, lo que se consigue comiendo con regularidad.

    La glucosa como combustible

    La glucosa es un tipo de azúcar presente fundamentalmente en los alimentos que contienen almidón (pan, arroz, pasta y patatas), además de las frutas, los zumos, la miel, las mermeladas y el azúcar. El cuerpo puede convertir los carbohidratos digeribles presentes en estos alimentos en glucosa, que el torrente sanguíneo transporta hasta el cerebro y otros órganos para aportarles energía. El cuerpo regula los niveles de glucosa en sangre, lo que se conoce como homeóstasis de la glucosa. Un proceso denominado gluconeogénesis permite al cuerpo generar su propia glucosa a partir de los elementos básicos de las proteínas y las grasas. La glucosa se puede almacenar en el hígado y, en menor medida, en los músculos, en forma de glucógeno, que forma una reserva de energía que se puede movilizar rápidamente para satisfacer una necesidad repentina de glucosa (ejercicio físico), pero también cuando la ingesta de glucosa de los alimentos es insuficiente (durante el ayuno, por ejemplo), en cuyo caso el cuerpo puede obtener glucosa de sus depósitos de glucógeno. El glucógeno del hígado desaparece prácticamente entre 12 y 18 horas después de comer, durante el ayuno nocturno, por ejemplo, tras el cual el cuerpo depende en mayor medida de la energía extraída de las grasas. 

    Los requerimientos energéticos del cerebro 

    El cerebro humano está formado por una densa red de neuronas, o células nerviosas, que están constantemente activas, incluso mientras dormimos. Para obtener la energía necesaria para mantener esa actividad, el cerebro depende del suministro continuo de glucosa del torrente sanguíneo. En una dieta saludable, entre el 45 y el 60% de la energía total debería proceder de los carbohidratos1. Un adulto de peso normal requiere 200 g de glucosa al día, dos tercios de los cuales (unos 130 g) están específicamente destinados a cubrir los requerimientos de glucosa del cerebro. 

    El cerebro compite con el resto del cuerpo por la glucosa cuando su nivel desciende mucho, como al pasar hambre. Al controlar a la perfección su parte de glucosa bajo estas condiciones, el cerebro puede mantener su elevado nivel de actividad, lo que consigue por medio de dos mecanismos principales: primero, extrayendo la glucosa directamente de la sangre cuando sus células tienen poca energía y, segundo, limitando la cantidad de glucosa que recibirá el resto del cuerpo para que haya más para el cerebro2,3. Estos mecanismos son esenciales para la supervivencia. Al contrario que los músculos (incluido el corazón y el hígado), el cerebro no se puede alimentar directamente de los ácidos grasos. 

    La glucosa y el rendimiento mental 

    A pesar de esta sofisticada calibración, ciertas partes del cerebro experimentan bajadas de glucosa a corto plazo que podrían afectar a diversas funciones cognitivas como la atención, la memoria y el aprendizaje4

    Diversos estudios sobre la glucosa han demostrado cómo la administración de este azúcar puede mejorar el funcionamiento cognitivo, en particular la memoria a corto plazo y la atención4. En la mayoría de estos estudios se da a los participantes una cierta cantidad de glucosa en forma de bebida. Un estudio realizado por Sünram-Lea y sus compañeros observó que la bebida de glucosa mejoraba considerablemente la memoria verbal y espacial a largo plazo en adultos jóvenes. El efecto era similar tanto si se consumía tras el ayuno nocturno como dos horas después del desayuno o dos hora después de almorzar5. Igualmente, Riby y sus compañeros averiguaron que la glucosa mejora la memoria6

    Las tareas mentales más intensas parecen responder mejor a la glucosa que las tareas más sencillas, lo que se podría deber a que la absorción de glucosa por parte del cerebro aumenta en condiciones de estrés moderado, incluidas las tareas mentales intensas4

    Dado que el cerebro es sensible a las bajadas de glucosa en sangre a corto plazo y parece responder de forma positiva a sus subidas, mantener un nivel de glucosa en sangre adecuado podría ser beneficioso para mantener la función cognitiva4, y eso se puede conseguir comiendo con regularidad. En concreto, los estudios realizados a niños y adolescentes han demostrado que desayunar puede ayudar a mejorar el rendimiento mental al potenciar las tareas relacionadas con la memoria y la atención7

    Conclusión 

    El cerebro es un órgano muy activo cuyo combustible es la glucosa, que procede directamente de los alimentos y bebidas con carbohidratos o es producida por el cuerpo a partir de fuentes sin carbohidratos. Para mantener una buena función cognitiva, especialmente a la hora de realizar tareas que exijan mucho a escala mental, es importante mantener un nivel de azúcar en sangre óptimo, lo que se consigue comiendo con regularidad. 

    Referencias

    1. European Food Safety Authority (EFSA) (2010). Scientific Opinion on Dietary Reference Values for carbohydrates and dietary fibre. EFSA Journal 8(3):1462.
    2. Peters A (2011). The Selfish Brain: competition for energy resources. American Journal of Human Biology 23:29-34.
    3. Peters A, Kubera B, Hubold C, et al. (2011). The Selfish Brain: Stress and eating behavior. Frontiers in Neuroscience 5(74):1-11.
    4. Bellisle F (2004). Effects of diet on behaviour and cognition in children. British Journal of Nutrition 92(Suppl 2):227-232.
    5. Sünram-Lea SI, Foster JK, Durlach P, et al. (2001). Glucose facilitation of cognitive performance in healthy young adults: examination of the influence of fast-duration, time of day and pre-consumption plasma glucose levels. Psychopharmacology 157:46–54.
    6. Riby LM, Law AS, Mclaughlin J, et al. (2011). Preliminary evidence that glucose ingestion facilitates prospective memory performance. Nutrition Research 31(5):370-377.
    7. Hoyland A, Dye L & Lawton CL (2009). A systematic review of the effect of breakfast on the cognitive performance of children and adolescents. Nutrition Research Reviews 22:220-243.