Los ácidos grasos de cadena larga semiesenciales en los primeros meses de vida

Última actualización : 24/06/2015
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    Las grasas son componentes esenciales de la leche materna. Además de aportar energía al lactante, son cruciales para el crecimiento y el desarrollo. Algunos ácidos grasos, componentes clave de las grasas dietéticas, desempeñan una función primordial en el desarrollo del niño, incluso en cantidades muy pequeñas. El etiquetado europeo de fórmulas infantiles incluye actualmente una declaración de estas grasas como ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (PI-CL).

    Leche maternal

    La leche materna se considera el "estándar de oro nutricional" de la alimentación de los lactantes durante los primeros meses de vida y tiene un contenido en grasas relativamente alto. La grasa representa alrededor de la mitad de la energía de la leche materna1. Los nutrientes semiesenciales pueden convertirse en esenciales si se cumplen determinadas condiciones relacionadas con el desarrollo o la enfermedad. Los nutrientes semiesenciales más importantes de la leche materna son el ácido docosahexaenoico (DHA) y el ácido araquidónico (AA), que son componentes estructurales fundamentales del cuerpo humano1. Las concentraciones de DHA y AA en la leche materna representan respectivamente el 0,3% y el 0,5% de las grasas totales2. Aunque el nivel de DHA de la leche materna puede variar en función de la dieta de la madre (por ejemplo, la cantidad de pescado consumido), el nivel de AA depende en menor medida de la dieta3. La leche materna humana incluye asimismo ácidos grasos de cadena larga que también se encuentran en la leche de los rumiantes, como el ácido vaccénico (0,4%) y el ácido nervónico (0,05%)4,5.

    Su papel en el crecimiento y el desarrollo

    La evidencia científica demuestra que el DHA dietético influye en el desarrollo del sistema nervioso central debido a la limitada capacidad del cuerpo para producirlo. El DHA se incorpora en niveles altos a la materia gris y la sustancia blanca del cerebro, así como a los conos y bastones de la retina del ojo durante el crecimiento, especialmente durante el último trimestre del embarazo y los dos primeros años de vida, por lo que resulta esencial para el desarrollo normal del cerebro1,3,6,7. Recientemente se han autorizado varias alegaciones de propiedades saludables relacionadas con el DHA, entre otras cosas sobre el desarrollo ocular y cerebral de los bebés8. La evidencia disponible sobre la persistencia de los efectos del DHA en la cognición durante las etapas posteriores a la infancia aún no resulta concluyente1, quizás debido a la falta de estudios de seguimiento a largo plazo sobre aspectos específicos de la función cognitiva y conductual y a la complejidad y dificultad que conlleva evaluar el desarrollo neurológico en los niños1,9.

    La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) recomienda a las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia un consumo adicional diario de 100-200 mg de DHA, además de las 2 raciones semanales de alimentos marinos (pescado y moluscos)10,11. Algunos alimentos, como el pan, los aderezos, los productos cárnicos y los huevos, y algunos suplementos pueden ser enriquecidos con estos ácidos grasos omega-310. La ingesta recomendada es de 100 mg de DHA diarios para los niños de 6 a 24 meses y de 250 mg de DHA diarios para los niños de 2 a 18 años12.

    El AA también es un componente estructural importante del cerebro, el tejido nervioso, el endotelio de los vasos sanguíneos, el corazón, el hígado, los riñones, la placenta y, de hecho, de los órganos más importantes1,3. El AA se acumula en el cerebro del feto especialmente durante el primer trimestre del embarazo1,6. Los derivados metabólicos del AA controlan el flujo sanguíneo, la adhesión plaquetaria (es decir, cuando las plaquetas de la sangre se pegan a un vaso sanguíneo dañado), la función inmunológica y la reproducción. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han afirmado que "No hay duda de la importancia que tienen el DHA y el AA para el cerebro"13. No obstante, un dictamen reciente de la EFSA sugiere que todavía no está claro si la ingesta dietética de AA desempeña una función crítica de igual manera que la ingesta de DHA1,3.

    Se ha demostrado la importancia del ácido vaccénico (un ácido graso trans que está presente de forma natural en la leche materna humana), junto con otros ácidos de cadena larga como el DHA, para la prevención del desarrollo de alergias en los niños pequeños4. De igual manera, el ácido nervónico, que representa aproximadamente el 0,05% de las grasas totales, se incorpora al sistema nervioso central en desarrollo principalmente durante la segunda mitad de la gestación y durante los primeros dos años después del parto5.

    Preparados para lactantes y preparados de continuación

    A lo largo de los años se han destinado muchos esfuerzos para asemejar las fórmulas infantiles a la leche materna. Aunque la lactancia materna exclusiva es la mejor opción para los lactantes durante los seis primeros meses de vida, no siempre se puede seguir esta recomendación y dependemos de las fórmulas infantiles. Por consiguiente, un dictamen reciente de la EFSA sugiere que se debería añadir DHA a las fórmulas infantiles y a los preparados de continuación (que se pueden utilizar junto con la alimentación complementaria), y que los niños que se alimentan con fórmulas infantiles deberían recibir cantidades de DHA similares a los niños alimentados únicamente con lactancia materna1. La EFSA consideraba así que no es necesario añadir AA a los preparados para lactantes1, lo que contradice las recomendaciones de las normas internacionalmente reconocidas del Codex, según las cuales si se añade DHA a dichos preparados, el contenido de AA debería alcanzar la misma concentración que el contenido de DHA14. La FAO/OMS estipula que la necesidad de AA y DHA para la salud y el desarrollo cerebral es de (0,2%-0,3% de la energía o 0,4%-0,6% de los ácidos grasos para las fórmulas infantiles de 0 a 6 meses)13. Hay peticiones para aumentar la investigación en este ámbito y probar las fórmulas infantiles sin AA añadidos a fin de confirmar su idoneidad e inocuidad15.

    Pese a la necesidad de continuar investigando para esclarecer el vínculo entre las ingestas dietéticas de ácidos grasos semiesenciales y el desarrollo neurológico, está claro que estos ácidos grasos desempeñan un papel clave en el cuerpo humano.

    Referencias

    1. European Food Safety Authority (2014). Scientific Opinion on the essential composition of infant and follow-on formulae. EFSA Journal 12(7):3760.
    2. Brenna JT et al. (2007). Docosahexaenoic and arachidonic acid concentrations in human breast milk worldwide. American Journal of Clinical Nutrition 85:1457-1464.
    3. Lauritzen L et al. (2014). Dietary arachidonic acid in perinatal nutrition: a commentary. Pediatric Research. doi: 10.1038/pr.2014.166.
    4. Thijs C1 et al. (2011). Fatty acids in breast milk and development of atopic eczema and allergic sensitisation in infancy. Allergy 66(1):58-67.
    5. Sala-Vila A et al. (2004). The source of long-chain PUFA in formula supplements does not affect the fatty acid composition of plasma lipids in full-term infants. Journal of Nutrition 134(4):868-873.
    6. Kuipers RS et al. (2011). Intrauterine, postpartum and adult relationships between arachidonic acid (AA) and docosahexaenoic acid (DHA). Prostaglandins, Leukotrienes and Essential Fatty Acids 85:245-252.
    7. Ryan AS et al. (2013). Role of Fatty Acids in the Neurological Development of Children (Chapter 26). In Watson RR et al. (ed.) Nutrition in Infancy: Volume 2 Nutrition and Health. New York, US: Springer Science.
    8. European Commission website, EU Register of nutrition and health claims made of foods.
    9. Hoffman DR et al. (2009). Toward optimizing of vision and cognition in term infants by dietary docosahexaenoic acid ad arachidonic acid supplementation: a review of roandomized controlled trials. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids 81:151-158.
    10. EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA) (2012). Scientific Opinion on the Tolerable Upper Intake Level of eicosapentaenoic acid (EPA), docosahexaenoic acid (DHA) and docosapentaenoic acid (DPA). EFSA Journal 10(7):2815.
    11. EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA) (2014). Scientific Opinion on health benefits of seafood (fish and shellfish) consumption in relation to health risks associated with exposure to methylmercury. EFSA Journal 12(7):3761.
    12. European Food Safety Authority (2014). Scientific Opinion on the substantiation of a health claim related to DHA and contribution to normal brain development pursuant to Article 14 of Regulation (EC) No 1924/2006. EFSA Journal 12(10):3840.
    13. FAO/WHO (2010). Fats and Fatty Acids in Human Nutrition, Report of an expert consultation. Food and Nutrition Paper no 91. Rome: FAO. ISSN 0254-4725.
    14. CODEX Alimentarius (2011). Standard for infant formula and formulas for special medical purposes intended for infants. Codex Stan 72 – 1981.
    15. Koletzko B et al. (2015).Should Infant Formula Provide Both Omega-3 DHA and Omega-6 Arachidonic Acid? Annals of Nutrition and Metabolism 66(2-3):137-138.