Barreras de los adolescentes para realizar actividad física

Última actualización : 12 November 2012
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    El ejercicio físico (o «actividad física») resulta beneficioso para la salud física y mental. Muchos adolescentes no realizan ejercicio físico con regularidad pese a las oportunidades que tienen de practicarlo tanto fuera como en el ámbito escolar. En este artículo se describen algunos motivos que llevan a los adolescentes a no realizar suficiente ejercicio físico.

    Recomendaciones actuales

    Las recomendaciones europeas indican que los niños y adolescentes entre 5 y 18 años deberían realizar una cantidad total diaria, la mayoría de los días de la semana, de al menos 60 minutos de ejercicio físico de moderado a intenso (ejercicio físico que aumente el ritmo cardiaco y la frecuencia respiratoria)1. Sin embargo, el estudio HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence [Un estilo de vida saludable en Europa, mediante una nutrición adecuada en la adolescencia]), llevado a cabo con niños/adolescentes de 12,5 a 17,5 años, halló que solo algo menos de un tercio de las niñas/adolescentes europeas, y solo algo menos de dos tercios de los niños/adolescentes europeos, cumplen esa cantidad de ejercicio recomendada2. En general, las adolescentes participan menos en las actividades de ejercicio físico que los adolescentes; además, a medida que van creciendo, las chicas disminuyen esa participación2,3. Se han citado numerosos factores que hacen que las chicas no realicen ejercicio físico3,4.

    Oportunidades y obstaculos para practicar ejercicio fisico

    Los adolescentes pueden realizar ejercicio físico en el ámbito escolar y fuera del mismo. No obstante, existen una serie de factores que obstaculizan el disfrute del ejercicio físico y la participación en el mismo por parte de los adolescentes.

    En la escuela

    Las clases de educación física y las actividades deportivas organizadas pretenden dar la oportunidad de cumplir con las recomendaciones de ejercicio físico diario, de manera divertida y contando con apoyo. Sin embargo, la imagen corporal y la preocupación por el aspecto físico pueden ser obstáculos para realizar ejercicio físico; para muchas chicas sudar o que se les estropeen los peinados y maquillajes reduce su participación en las actividades de ejercicio físico. Además, los y las adolescentes suelen verse influidos por los estereotipos (por ejemplo, la creencia de que las adolescentes que hacen deporte son más «masculinas»), por el llamado «bullying» (acoso) o por las burlas de sus compañeros o compañeras, y puede que exista una carencia de modelos de estilos de vida que incluyan el deporte. Además, una falta de confianza en sus propias capacidades y habilidades pueden disminuir su participación y disfrute de las actividades de ejercicio físico3–6.

    Fuera de la escuela

    El ejercicio físico extraescolar puede consistir en actividades deportivas organizadas, aficiones de tipo activo e interacciones familiares. A mayor popularidad de los comportamientos sedentarios, como ver la televisión, usar Internet y videojuegos, posiblemente los adolescentes pasen más tiempo realizando esas actividades sedentarias que practicando ejercicio físico2,4,6. Otras limitaciones pueden ser, los deberes escolares o los trabajos a tiempo parcial. El acceso de los adolescentes a las actividades de ejercicio físico puede verse limitado asimismo por las estructuras y costumbres familiares, por la preocupación de sus padres por su seguridad, la falta de apoyo o por la incapacidad para pagar los gastos de transporte, equipamiento deportivo o tarifas de inscripción a clubes deportivos3,4,7.

    Aumentar la participacion y el disfrute

    Puesto que no hay duda de que el ejercicio físico reporta beneficios para la salud y dado que las actitudes se forjan a una edad temprana, resulta imprescindible animar a los niños desde pequeños a participar y a disfrutar del ejercicio físico. Además, hay que abordar las razones que inhiben la participación; por ejemplo, hablando con los adolescentes acerca de sus actitudes en cuanto a las prendas deportivas, de las cuestiones relacionadas con el cuerpo y la imagen corporal, de los estereotipos y de los factores que fomentarían su participación y disfrute3. Así, podría replantearse el uso de uniformes escolares y que los adolescentes se duchen y vistan en privado5,6.

    Posiblemente sean las escuelas las entidades mejor preparadas para impulsar el cambio deseado. Se ha recomendado que, en las escuelas, la educación física y las actividades deportivas se centren más en promover el bienestar de cada individuo y su confianza en sí mismo, además de enfocarse hacia un estado de buena forma física y hacia los deportes de competición3. La educación física no debe ser discriminatoria y el personal debe ayudar a todos los alumnos, independientemente del nivel o capacidad de cada uno de éstos. Es importante ofrecer a los adolescentes oportunidades de participar en actividades novedosas, así como actividades baratas que no requieran habilidades concretas ni transporte. Si los adolescentes desarrollan capacidad de liderazgo, de trabajo en equipo y organizativa, y una imagen corporal positiva, además de aumentar su rendimiento académico, podrían motivarse más. Es más probable que las chicas se motiven pensando en ventajas sociales y para la salud; a los chicos, es más probable que les motive formar parte de un equipo. Es posible que las chicas disfruten más las actividades de ejercicio físico si las realizan con amigas y en un ambiente conformado exclusivamente por chicas, debido, en parte, a sus preocupaciones en cuanto a su imagen corporal. Además hay que conseguir que los adolescentes sean conscientes de sus niveles de ejercicio físico; por ejemplo, mediante un seguimiento propio que realicen con la ayuda de un podómetro. Asimismo, hay que fomentar el transporte activo hasta y desde la escuela3,6,7.

    En el hogar, las familias influyen sobre los niveles de ejercicio físico de los niños, pero dicha influencia disminuye a medida que estos se van haciendo mayores. Aunque conforme van creciendo los adolescentes pueden verse influenciados cada vez más por sus compañeros, las familias pueden actuar también como modelos de referencia llevando una vida activa3,8.

    Referencias

    1. Organización Mundial de la Salud, La actividad física en los jóvenes: http://www.who.int/dietphysicalactivity/factsheet_young_people/es/index.html

    2. Ruiz JR et al. (2011). Objectively measured physical activity and sedentary time in European adolescents: the HELENA study. Am J Epidemiol 174(2):173–84.

    3. Women’s Sport and Fitness Foundation (2012). Changing the game for girls. Londres: Reino Unido.

    4. Dwyer JJM et al. (2006). Adolescent girls’ perceived barriers to participation in physical activity. Adolescence 41:75–89.

    5. Stankov I et al. (2012). Overweight and obese adolescents: what turns them off physical activity? Int J Behav Nutr Phys Act 9:53.

    6. O’Dea JA. (2003). Why do kids eat healthful food? Perceived benefits of and barriers to healthful eating and physical activity among children and adolescents. J Am Diet Assoc 103:497–501.

    7. De Cocker K et al. (2012). Can differences in physical activity by socio-economic status in European adolescents be explained by differences in psychosocial correlates? A mediation analysis within the HELENA (Healthy Lifestyle in Europe by Nutrition in Adolescence) Study. Public Health Nutr 12:1–10; doi:10.1017/S1368980012001036.

    8. Fitzgerald A et al. (2012). Do peers matter? A review of peer and/or friends’ influence on physical activity among American adolescents. J Adolescence 35(4):941–58.